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Columbine y Torreón, un paralelo fruto de la descomposición social

Columbine y Torreón, un paralelo fruto de la descomposición social

El tiroteo ocurrido la mañana del viernes en una escuela de Torreón, donde un niño fue el agresor, ha motivado que muchos medios le encuentren un paraleo con un hecho

  • Publishedenero 11, 2020

El tiroteo ocurrido la mañana del viernes en una escuela de Torreón, donde un niño fue el agresor, ha motivado que muchos medios le encuentren un paraleo con un hecho similar de hace 20 años en la secundaria de Columbine, Estados Unidos.

Ayer por la mañana México enfrentó un información urgente: un niño de escasos 11 años llegó hasta la instalación donde estudiaba, el Colegio Cervantes, armado de dos pistolas, una calibre .40 y la otra .22, y disparó contra una maestra y varios de sus compañeros. El saldo fue de dos muertos y seis heridos.

Como en el caso de la masacre de Columbine, el pequeño atacante se suicidó después de consumar sus objetivos. Vestía una camiseta con la leyenda Natural Selection, título de un videojuego, al igual que los jóvenes estudiantes de la secundaria estadounidense, quienes también se suicidaron tras el crimen.

La llamada Masacre de la Escuela Secundaria de Columbine, perpetrada el 20 de abril de 1999, arrojó un trágico saldo de 12 estudiantes muertos y 21 heridos de bala. No ha sido la más letal en la historia de los tiroteos en territorio norteamericano, pero fue el parteaguas por el rechazo o la “fascinación” que ha generado en posteriores perpetradores de acciones similares.

En ese abril de hace 20 años, cuando las redes sociales no jugaban el papel que tienen en la actualidad, dos jóvenes estudiantes de Columbine se levantaron, prepararon sus cosas como todos los días, tomaron las armas que habían alistado, un rifle, un révolver y dos escopetas, llegaron a las instalaciones escolares y comenzaron a disparar indiscriminadamente contra sus compañeros.

Los agresores habían preparado todo un plan con minucioso rigor. Sin embargo, algo falló y varios explosivos que habían colocado en lugares estratégicos para que el hecho fuera más letal no estallaron, lo que de haber sucedido hubiera provocado que las víctimas mortales se hubieran contado por decenas.

El efecto mediático fue gigantesco. Los medios informativos le dieron una cobertura que algunos calificaron hasta de exagerada. De ahí que muchos marcaron un antes y un después de Columbine en lo que a violencia en centros escolares se refiere.

Surgieron imitadores, unos con relativo éxito en sus mortales propósitos y otros que sólo terminaron, afortunadamente, en burdos y deleznables intentos.

“Para la gente de mi generación -millennials- Columbine fue el primer tiroteo en masa en una escuela, del que además fuimos testigos mientras éramos estudiantes. El momento en que ocurrió importó mucho”, declaró a la cadena BBC Mundo Sascha Cohen, historiadora y escritora estadounidense.

De inmediato, la matanza de Columbine generó debates sobre medidas de seguridad para los recintos escolares. Surgieron propuestas, algunas hasta ridículas como pedir que los maestros asistieran armados a los recintos y sirvieran de policías escolares. “Un maestro, un Rambo”, propusieron algunos.

Otros buscaban respuestas al por qué sucedían este tipo de hechos. Culparon a la música, sobre todo a los llamados grupos del rock metalero, como Lamb of God (Cordero de Dios), Deaht, Antrax o Dimmu Borgir, y otros, así como a los juegos de video, por la violencia que algunos de éstos presentan y cultivan sin desparpajo alguno.

Sin embargo, muy pocos destacaron el hecho de que en Estados Unidos casi cualquier persona puede comprar y poseer un arma, las cuales se pueden obtener incluso en las tiendas de autoservicio Walmart. Es muy común que algunos ciudadanos mantengan en su casa un arsenal, el cual incluye hasta fusiles de guerra, con una pequeña variante para que se considere una versión casera.

La Segunda Enmienda a la Constitución de Estados Unidos (o Enmienda II) protege el derecho del pueblo estadounidense a poseer y portar armas. Estados Unidos es uno de los países con menores limitaciones para adquirir y portar armas de fuego.

En ese país está activa desde 1871 la denominada Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés), la asociacion civil más antigua del territorio nacional, que defiende a capa y espada el derecho a poseer armas, tanto para la defensa personal como para actividades recreativas.

Se estima que en el norteño país unos cinco millones de personas son miembros activos de la NRA. Entre éstos destacó el actor Charlton Heston, quien fue su presidente hasta 2003. Actualmente la organizacion es presidida por el ex teniente coronel Oliverth North, de triste recuerdo por el caso Irán-contras en Centromérica.

En los años 80 del siglo pasado, durante el gobierno del presidente Ronald Reagan, North se vio involucrado en el trasiego ilegal de armas a Irán para obtener recursos, que el Congreso de su país negaba, para financiar a los grupos contrarrevolucionarios nicaragüenses que trataban de derrocar a la Revolución Sandinista.

North, electo en mayo de 2018 como presidente de la NRA, es un abiero defensor de que todos los ciudadanos en territorio estadounidense puedan poseer un arma, incluso fusiles de guerra.

También lo es, a su forma, el presidente Donald Trump, quien a diferencia de muchos no parece percibir que las armas, la descomposición social, la fragmentación de los valores humanistas, las nuevas tecnologías y comunicaciones inmediatas, podrían influir para la imitación de fenómenos que afectan a las sociedades.

Ojalá y Columbine y Torreón queden en dos casos con similitudes, que no serán más imitados. Sin embargo, los pocos avances mundiales en el control de armas y el generalizado repunte de la violencia y la inseguridad, invitan a pensar que no será la última vez que, lamentablemente, la sociedad actual presencie masacres de este tipo.