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El peor empresario de México

El peor empresario de México

Por Sergio Valdés, Concejal ÁO @serch_luis CDMX, 21 septiembre.- Estamos viendo dirigir un país a uno de los peores empresarios que ha tenido México, alguien a quien no le importa

  • Publishedseptiembre 21, 2020

Por Sergio Valdés, Concejal ÁO

@serch_luis

CDMX, 21 septiembre.- Estamos viendo dirigir un país a uno de los peores empresarios que ha tenido México, alguien a quien no le importa regalar el dinero porque no es suyo, y tampoco le importa apostarle a negocios perdidos, una vez más, porque el dinero invertido no es suyo. Usando un ejemplo sencillo para explicarlo de mejor manera, si usted querido lector trabaja en una escuela y le dan la oportunidad de dar una beca completa a un alumno, probablemente no se detenga a pensar en cosas como el promedio o la situación socioeconómica del mismo; caso muy diferente si le dijeran que la beca sale de su bolsillo, seguramente pediría que fuera alumno de excelencia y con necesidad de la misma, y eso si tiene la posibilidad de regalársela. 

Justamente así pasa con nuestro presidente, como no le cuesta, puede tirar el dinero en una refinería en que todo mundo sabe y le ha dicho que es un pésimo negocio, y ya no digamos lo retrógrada del uso de energías contaminantes y el frenético ataque a la producción de energías limpias y saludables al medio ambiente. Según un estudio que realizó el IMCO (Instituto Mexicano para la Competitividad) concluye que tiene “una probabilidad de apenas 2% de ser rentable”, debido a que “la producción de petróleo crudo a nivel nacional ha mostrado una tendencia a la baja en los últimos 18 años, con un decrecimiento anual de 2.63%. De continuar con esta tendencia, PEMEX tendría que importar petróleo para abastecer la nueva refinería. La refinación de petróleo es la etapa menos rentable de la cadena de valor, en Norteamérica no se ha construido una refinería de estas dimensiones desde 1977”. Añaden en ese estudio que “en 2017 se utilizó menos de la mitad de la capacidad instalada de las refinerías mexicanas, en la industria energética mundial se observa una disminución en la demanda de hidrocarburos debido a la inversión en energías más limpias y eficientes”.

Lo mismo sucede con la rifa del avión, la cual ni fue rifa, ni se dio el avión sino muchos premios similares, pésimo negocio para el gobierno federal donde tuvo que sacarle dinero a la fiscalía (sobre todo el perteneciente al INFONAVIT) para cubrir los premios y autocomprarse los grandes sobrantes de cachitos que por obvias razones de lo absurdo de su origen, no se vendieron. Se vendieron 4 millones 179 mil boletos, de los cuales 3 millones se los dieron en la cuenta de la cena de tamales de chipilín con los empresarios que fueron a Palacio Nacional el 14 de febrero pasado (feliz día del amor, ahí te va la charola), otro millón de boletos fueron comprados por el gobierno con lo incautado por la fiscalía para repartirlos en los hospitales, casi 39 mil fueron comprados por el INSABI y regalados a la secretaría de salud de Tabasco (como una especie de autocaja de ahorro, donde el INSABI usa su dinero para comprar cachitos de un sorteo cuyo objetivo era darle dinero al mismo INSABI), o sea que en realidad se vendieron solo 140 mil boletos, el 2.33% del total, y solo porque no podemos calcular cuántos compraron los diputados, senadores y funcionarios de morena, y a esto falta restarle las comisiones de los vendedores y los impuestos. En resumidas cuentas fue una autotanda entre los personajes del partido en el poder para seguir con el juego verbal anticonservador y antineoliberal, y dar la imagen al pueblo que son austeros y comprometidos con la República (aunque hayan hecho un dispendio enorme del dinero del pueblo para un negocio con un rotundo fracaso).

Lo que debería de tomar en cuenta ese pueblo bueno como le llama el presidente, es todo el dispendio de recursos, pertenecientes al mismo pueblo bueno, que realiza a diestra y siniestra el gobierno sin fijarse en los beneficios que pudiera traer a la población en lugar de estos fallidos negocios (o más bien caprichos presidenciales), como por ejemplo el Ingreso Básico Universal o el Salario Solidario para los empleados de las PyMES y MiPyMES que han perdido el empleo. Lo más importante hoy en día, es que la población pueda tener dinero en el bolsillo y así reactivar la economía mexicana.