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Encuentran cloro radiactivo en la Antártida

Encuentran cloro radiactivo en la Antártida

Las constantes pruebas nucleares en la Antártida han provocado que en la actualidad se encuentren rastros de cloro radiactivo, indicaron científicos a través de un estudio publicado en el Journal

  • Publishedoctubre 20, 2019

Las constantes pruebas nucleares en la Antártida han provocado que en la actualidad se encuentren rastros de cloro radiactivo, indicaron científicos a través de un estudio publicado en el Journal of Geophysical Research: Atmospheres de AGU. 

El cloro-36 es un isótopo que se puede producir de dos maneras: de forma natural o como reacción ante las detonaciones nucleares. La generación natural tiene lugar cuando el gas argón reacciona con los rayos cósmicos en la atmósfera de la Tierra.

El cloro-36 radiactivo de las pruebas de armas nucleares de la década de 1950 producido de manera artificial todavía se escapa de las capas de hielo antárticas, reveló el estudio.

De esta manera, científicos del Centro Europeo de Investigación y Enseñanza en Geociencias y Medio Ambiente (CEREGE) en Aix-en-Provence, Francia, han demostrado que las regiones de la Antártida almacenan y ventilan el elemento radiactivo de forma diferente a lo que se pensaba anteriormente, las pruebas nucleares se realizaron en la era de la Guerra Fría.

Al tomar muestras del hielo, los investigadores se dieron cuenta de que la concentración superaba con creces a la esperada, por lo que no puede tratarse de acumulación natural.

El isótopo radiactivo llegó a la estratosfera, donde viajó por todo el mundo. Parte del gas llegó al hielo de la Antártida, donde aún permanece.

Los especialistas aclararon que a pesar de que la radiación es superior a la estimada, es demasiado pequeña para tener un efecto en el medio ambiente.

“No hay más cloro 36 nuclear en la atmósfera global. Es por eso que debemos observar los niveles naturales de cloro 36 en todas partes”, dijo Mélanie Baroni, geocientíca del Centro Europeo para la Investigación y la Enseñanza en Geociencias y Medio Ambiente en Aix-enProvence, Francia, y coautora del nuevo estudio.

Este descubrimiento ayuda a la ciencia a comprender mejor la acumulación del cloro-36, lo que permitirá optimizar la datación del hielo y conocer cómo ha evolucionado el clima de la Tierra.

 

Foto: especial