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Entre Líneas

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  • Publishedenero 20, 2025

‘Andy 2030, ¿nacional o estatal?’

Por Sergio Valdés

CDMX, 20 enero 2025 (LAMETROPOLI.COM.MX).- Muchos opinólogos machuchones (como decía nuestro ex tóxico en sus
mañaneras) se fueron con la finta del destape del famosísimo Andy en el evento morenista de Tlatelolco, pero, ¿será cierto que en Morena no habrá catorrazos por el puesto que históricamente ha catapultado a los caudillos modernos a la presidencia? O tal vez ¿será una estrategia de distracción para la verdadera intención paternal (perpetuarse en el poder a través de sus genes)

Recordemos que históricamente, los nexos del poder extienden sus tentáculos al amiguismo y compadrazgo para puestos de riesgo económico-penal; pero en el caso familiar es muy claro el nepotismo que se ha dado en el México post revolucionario.

Héctor de Mauleón nos mencionó en su columna del 23 de septiembre en El Universal, el claro caso de Rodolfo Elías Calles, quien pudo acceder al poder como gobernador de Sonora y posteriormente como Secretario de comunicaciones y obras públicas en la presidencia de Cárdenas. Otro caso emblemático es el que nos escribió Francisco Javier Acuña en el Excélsior, con la ya famosa declaración que JoLoPo dejó como legado: “el orgullo del nepotismo” haciendo alusión a su hijo José Ramón Martell, cuando lo nombró subsecretario de Estado (de Programación y del presidente).

Y así podemos seguir con los nombres propios y nunca acabaríamos: Lázaro y Cuauhtémoc Cárdenas, Carlos y Layda Sansores, los Colosio, etc. (Familias y dinastías de los presidentes del PNR-PRM-PRI, de Francisco Suárez Farías, de las páginas 51 a 77), hasta llegar a la modernidad: los hijos del expresidente Peña (Paulina, Nicole y Alejandro) presumiendo en Instagram su poderío económico y de influyentismo, y la cosa se pone peor…

El último presidente que tuvimos, se caracterizó por darle rienda suelta a sus vástagos José Ramón, Andrés Manuel y Gonzalo Alonso, digamos que les permitió aprovechar el sexenio para “heredar en vida” y asegurar su futuro y el de sus generaciones venideras: el escándalo de la casa gris de José Ramón, residencia en Houston propiedad de un alto directivo de la compañía Baker Hughes, una petrolera con contratos en Pemex por más de 151 millones de dólares, por la venta de balastro para las obras del Tren Maya, como nos reveló Latinus y Mexicanos contra la corrupción.

También la casa de Coyoacán propiedad de la asistente personal de la directora del periódico La Jornada y que utilizaba como residencia personal mientras el gobierno de papi contrataba millones en publicidad al medio mencionado. Por su parte, Andy tiene negocios con Romedic SA de CV, propiedad de Jorge Amílcar Olán Aparicio, empresa la cual recibió más de 490 millones de pesos de recursos federales provenientes del extinto Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI), según lo revelado por Expasión Política el 12 de mayo del año en curso.

Es por ello que existe mi duda razonable y a la cuál invito a todos a reflexionar: ¿es acaso el consentido del ex tóxico, el que sin un solo mérito propio mas que la sangre y los genes, la imposición para comenzar la escalera al poder supremo nacional? o más bien, ¿nos está dando atole con el dedo (una vez más), para distraernos del verdadero propósito nacional? Para que emerja como el salvador demócrata antireeleccionista, cediéndole ahora el bastón de mando a su hijo, con el pretexto de las nuevas generaciones y arregle el desmadre que dejan sus huestes que se pelean por el poder y el dinero que queda en libertad (como
Monreal y Adan Augusto, o Nahle y Cuitláhuac, por mencionar algunos).

No es por ser mal pensado pero ya lo veo venir: “Han desviado el curso del movimiento, por lo que necesita rectificar el rumbo, pero como ya estoy muy grande y descansando en mi rancho es tiempo de heredar a las nuevas generaciones el reto de la cuarta transformación. Por eso apoyen a mi hijo para que siga mi legado”.

En fin, ahí dejo el pensamiento al aire, de manera inocente e ingenua, a ver qué dice el tiempo y a quién le da la razón.