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Conoce los llamados “teléfonos de reclusorio” usados para extorsionar

Conoce los llamados “teléfonos de reclusorio” usados para extorsionar

Un celular Nokia 3310 que mide cerca de seis centímetros y que puede ser adquirido hasta por 650 pesos en el Eje Central, es uno de los dispositivos favoritos para

  • Publishedenero 8, 2020

Un celular Nokia 3310 que mide cerca de seis centímetros y que puede ser adquirido hasta por 650 pesos en el Eje Central, es uno de los dispositivos favoritos para los extorsionadores que operan desde presidio y que ha dado su mote al modelo “teléfono de reclusorio”.
Así es como pueden adquirirlos familiares o amigos de las personas privadas de su libertad en los locales de “Plaza Meave”, a unas cuadras de las oficinas del presidente Andrés Manuel López Obrador y de la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum
De acuerdo a una investigación realizada por el periodista Humberto Padgett para el programa “Por la Mañana” de Ciro Gómez Leyva, este teléfono es completamente funcional, de fabricación china, y puede ser introducido fácilmente en una cavidad rectal o vaginal, afirmó.
Aunque desde 2014, el Gobierno Federal instaló inhibidores de señales telefónicas en reclusorios de cuatro estados: Ciudad de México, Estado de México, Jalisco y Tamaulipas, estos no funcionan para bloquear las señales.
La empresa que da mantenimiento a estos se llama IntegraComex.
El problema son las antenas retransmisoras y potenciadoras de señal telefónica ubicadas a unos 20 metros del complejo penitenciario de Santa Martha, las cuales sí funcionan, según refiere el periodista.
“Estas antenas miden entre cinco y 10 metros de altura, son más altas que las torres de vigilancia de la presión; “algunos custodios le llaman huaraches y saben que son potenciadores”, abundó.
De acuerdo con su investigación, las mismas empresas telefónicas se han negado a dejar de ofrecer su servicio en las zonas aledañas a penales, mismos que fueron construidos cuando aún no los rondaba la civilización.
Las empresas de telefonía móvil aseguran que lo que no desean hacer es afectar al usuario regular, y acusan a las autoridades de los reclusorios de que su propia corrupción o incompetencia es la que impide que dejen de ingresar estos aparatos.