Memoria elimina información traumática para adaptarse a la realidad: científica UNAM
Ciudad de México 14 de Septiembre 2018.- El olvido ha sido estudiado por un espectro amplio de disciplinas que intentan explicar su función o, en algunos casos como la poesía -Poema del olvido
Ciudad de México 14 de Septiembre 2018.- El olvido ha sido estudiado por un espectro amplio de disciplinas que intentan explicar su función o, en algunos casos como la poesía -Poema del olvido de José Ángel Buesa, por ejemplo-, la tragedia en la incapacidad de recuperar los recuerdos.
En el caso de la ciencia, Selene Cansino Ortiz del Laboratorio de Neurocognición, de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), descubrió que a partir de los 21 años, nuestras experiencias se olvidan en menos del 1 por ciento por año.
De acuerdo con un comunicado, la científica indicó que el estudio que consistió en presentar imágenes de objetos comunes, fue dividido en dos partes, una de codificación y otra de recuperación, e incluyó una muestra de más de mil 600 personas entre 21 y 80 años de edad, que permitieron determinar una relación lineal: por cada año que transcurre en la vida de un individuo, se olvida más el contexto espacial en que ocurrieron nuestras experiencias.
Para ejemplificar, Ortiz pidió a periodistas y espectadores recordar viajes y ciudades que hayan recorrido; después explicó que es fácil recuperar ese tipo de experiencias; sin embargo, la tarea se dificulta cuando buscamos enlistar los lugares que visitamos, las actividades que realizamos e incluso con quién viajamos.
La memoria, continuó, ejerce un control cognitivo para eliminar la información que le parece irrelevante, y lo hace a través del olvido. Si recordamos sólo asociaciones o inferencias sobre lo que experimentamos, será información útil para afrontar posteriormente nuevas situaciones y adaptarnos a las nuevas circunstancias.
Mucho puede deberse a las emociones, ya que, dijo, modulan la memoria; las positivas favorecen más las remembranzas.
La investigadora informó que existe un tipo de “olvido voluntario”, que funciona de manera consciente para dejar de pensar en una situación traumática y que deje de afectarnos. “La memoria es adaptativa”, reiteró.
En tanto, Ortiz aclaró que sus estudios intentan explicar el porqué del deterioro de la memoria a través de la influencia de 120 variables, que incluyen desde hacer ejercicio, actividad mental y alimentación, hasta actividades sociales. Y reveló que al evaluarlas, lograron encontrar que sólo 70 tenían una relación significativa.
Así, compartió, alimentos como el ácido linoleico (omega 6), presente en el pescado, o el vino tinto (fuerte antioxidante), contribuyen a detener el deterioro de la memoria de contexto en función de la edad.
De igual modo, se encontró que la ingesta de alimentos procesados y enlatados, y el consumo de sal tiene un efecto negativo en la memoria, paralelo a la edad.
En este sentido, dijo que las vitaminas, como las que comúnmente se venden en farmacias fueron analizadas y ninguna resultó efectiva para mejorar la memoria.
La investigación también arrojó que las personas con un nivel de memoria de contexto muy bajo llevaban un tiempo largo como jubilados: “El retiro no es mala idea, pero se debe tomar en cuenta que nuestro cerebro requiere siempre estar activo”, aclaró la especialista.
Por lo tanto, recomendó mantener el cerebro activo: utilizarlo para resolver problemas mentales en vez de acudir a la calculadora, porque, indicó, ese acto debilita de la memoria.
La científica explicó que respecto al uso de dispositivos electrónicos, no se ha logrado identificar qué ocurrirá o cómo podrían afectar en el largo plazo a la memoria: “Podrían ser benéficos, porque las estrategias de búsqueda mediante el uso de la computadora, o la coordinación visomotora, son funciones que se desarrollan más, pero no se sabe”.
