Torturar, otro deporte

“Balón Cuadrado”

Por Stephen Crane

En los funestos momentos que vive México, cubierto por el acerado manto de la inseguridad, alba mortaja social -más de 200 mil muertos a manos de la delincuencia organizada, desde diciembre de 2918 a la fecha-, hay riesgo de que la tortura se convierta en un deporte.

Es una de las suites del Hotel Sevilla Palace de la Avenida Reforma de la Ciudad de México. Desde sus amplios ventanales se mira el lánguido atardecer. El sol palidece al caer la tarde, hasta que el negro velo de la noche lo eclipsa.

Desde los ventanales, por las calles la piel metálica de la sierpe urbana camina lenta, borracha de contaminación.

Sucede un día de abril de 1986.  La urbe aún huele a muerte, dolor y desamparo, estela que dejaron los terremotos asesinos del año anterior.

Van más de 60 minutos de entrevista grabada a Julio César Chávez Carrasco, siempre descalzo, con el torso desnudo, enfundado en pants negros. Comenzaba a escribir con letras de oro su leyenda como uno de los mejores púgiles de todos los tiempos en el mundo que duró 25 años.

Tras una leve palmada en su espalda desnuda, constato su cuerpo granítico, acerado roble diminuto. Piel templada, curtida al fragor de los golpes.

Llegó a ser campeón de tres divisiones de peso (súper pluma, ligero y súper ligero). Durante 25 años -1980 a 2005- sostuvo 107 peleas. Se mantuvo invicto durante casi 14 años, con un récord de 87 peleas consecutivas ganadas desde el inicio de su carrera.

 Me atrevo a hacer una última pregunta que durante toda la charla baila nerviosa en mi pensamiento.

 Y que, finalmente, estalla en mis labios:

 ¿Sobre el ring hay que tener instinto…?

 Dudo un momento en soltar la última palabra que, en una reacción felina, completa Chávez, con una fugaz sonrisa malévola dibujada en el rostro:

 “Asesino”.

 Y con encendida frialdad completa:

 “Por supuesto”.

 Y agrega:

 “Siempre que subimos al ring nos jugamos la vida”.

 Entrevista que fue publicada en la Revista Viva, ya desaparecida.

 Chávez no sólo heredó a dos de sus tres hijos -Julio y Omar- la pasión por el boxeo, lastimosamente, también ese instinto asesino, también, aflora afuera del ring.

 Imaginemos a un boxeador profesional emulando a Rocky Balboa -Silvester Stalone- la escena donde golpea reses colgadas de un acerado gancho de 200 o 300 kilos de peso, chorreando sangre, en un rastro. Entrenaba así porque no tenía para pagar un gimnasio.

 Algo similar hacía el hijo del llamado “gran campeón mexicano”, Julio César Chávez junior, quien ha sufrido problemas de adicciones, pero en la vida real.

 Pero con seres humanos.

 Era el castigo -moderna de la Santa Inquisición- para los integrantes del cártel de Sinaloa, comandado por los Chapitos -amigos del púgil-, que rompían la disciplina o que osaban rebelarse.

Versión que circula profusamente en medios de comunicación y redes sociales, que confirmó su propio padre, aunque minimizándola.

 Cuántos enloquecidos, demonios debe tener alguien en la cabeza, la entraña y el corazón para dejar el cuerpo de un ser humano ensangrentado como res.

 Torturar podría ser otro deporte.

Va un dato significativo: se calcula que la fortuna de Chávez junior llega a famélicos ocho millones de dólares, en contraste con los 740 millones de Saúl Canelo Álvarez, que algunos estiman en más de mil 100 millones. Ambos púgiles ya se enfrentaron.

Aunque en ese combate nunca brilló el instinto asesino de Chávez junior. Parecía una de tantas peleas amañadas de la Barbie Mexicana del Ring -Saúl Álvarez-

 Según un documento de la FGR (citado por el diario Reforma) la participación de Chávez Jr., con el Cártel de Sinaloa sería como “ajustador de cuentas” de Néstor Isidro Pérez Salas, alias ‘El Nini’, golpeando a personas por encargo:

 “Julio César Chávez Carrasco y/o Julio César Chávez Junior, su participación dentro de dicha organización es como vil esbirro y/o ajustador de cuentas de dicho cártel (…) ‘El Nini’ mantiene una relación cercana a Julio César Chávez Jr., mismo que al parecer golpea a la gente de ‘El Nini’ cuando este los quiere castigar”

 Una versión similar tiene el diario Milenio. Y que habría ocurrido en dos ocasiones.

 Julio César Chávez Carrasco, es investigado por presuntos delitos de delincuencia organizada y tráfico de armas. Tras su detención en Estados Unidos, surgieron hipótesis de que el exboxeador habría agredido a ciertas personas por órdenes de integrantes de grupos delictivos y cárteles de la droga. Fue extraditado a México y poco después liberado.

El 31 de julio pasado, la Fiscalía General mexicana impugnó la libertad condicional del excampeón mundial de boxeo Julio César «N», que un juez le concedió para llevar a cabo su juicio por los delitos de tráfico de armas y presuntos nexos con el Cártel de Sinaloa.

Tras el arresto de su hijo, en Estados Unidos, el también llamado “Cesar del Boxeo», explicó que conoce a «Los Chapitos», también conocidos como “Los menores” o “La Chapiza”, hijos del narcotraficante Joaquín “El Chapo” Guzmán, detenido en el Centro Penitenciario y Administrativo de Máxima Seguridad en Florences, ubicado en el condado de Fremont, Colorado, Estados Unidos.

Detalló que su hijo no tiene un vínculo laboral directo con el cártel, en la entrevista que tuvo recientemente con la periodista mexicana, Adela Micha.

No obstante, Chávez padre afirmó que, en realidad, su hijo fue obligado a hacerlo:

“Aquella gente lo anda llamando, y pues si no vas, te llevan. No preguntan. Prefiero ser amigo de ellos a que me maten, ¿me entiendes?”.

Y puntualizó:

“Ser amigo no quiere decir que te dediques a eso -al tráfico de drogas-”

Según él, a su vástago le pidieron golpear a ‘dos rateros’ a cambio de perdonarles la vida; aseguró que éste soltó un ‘gancho’ que no les provocó ningún daño.

 “Le dijeron: ‘si les pegas, les perdonamos la vida’. Mi hijo no quería, pero dijo: ‘Bueno, les pego uno nomás, pero que los perdonen’. Les dio un chingacito leve, y gracias a eso los dejaron ir”, aclaró.

Como padre sobre protector, que dice lo que conviene a su hijo, para enfrentar la justicia, Chávez padre sólo habla de dos malandros a los que golpeaba.

Cuando, seguramente, fueron muchos más.

 El ex boxeador, originario de Sonora, generó polémica tras las confesiones que ha realizado en diversas entrevistas, donde relata el “vínculo amistoso” que sostuvo con líderes de cárteles del narcotráfico en México, calificando, con sorna, como “finísimas personas” a El Chapo Guzmán y El Mayo Zambada.

Ambos fueron líderes del Cártel de Sinaloa, una organización criminal, transnacional mexicana establecida principalmente en Culiacán.

El ex deportista ha expresado abiertamente su relación amistosa con integrantes del crimen organizado, desde que era idolatrado como campeón mundial. Sin embargo, en entrevista con Adela Micha insistió que eso no significa que tenga algún vínculo laboral más allá del amistoso.

 Durante la charla, Chávez expresó su confianza en la llamada Cuarta Transformación -las instituciones- y en la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo. La considera una persona que le tiene aprecio y de quien siempre responde a su llamado para campañas para promover cuestiones como el deporte o la lucha contra las adicciones.

“Confío ciegamente en las autoridades y en la presidenta de la República. No la he querido molestar, pero sé que en su momento hablaremos y todo estará bien”, comentó.

El ex campeón mexicano Julio César Chávez lanzó una advertencia a principios de julio y nuevamente a fines de agosto de 2025, afirmando que va a “hablar de todo lo que sé” si no se resuelve la situación legal de su hijo.

Chávez ha sugerido que tiene información comprometedora sobre diversas figuras, posiblemente relacionadas con la política o el narcotráfico, y que revelará si su hijo no es liberado o si su proceso legal no es justo.

Curiosa paradoja: en su vida deportiva Chávez padre tuvo el manto protector de capos de la droga, ahora busca el respaldo de la élite de la Cuarta Transformación,  los llamados morenarcos, en redes sociales, conocido también como narcoEstado.

Nacho Beristáin, que se caracteriza por no tener pelos en la lengua, ha hablado de Julio César Chávez Jr. principalmente sobre la falta de disciplina y el estancamiento de su carrera, destacando que a pesar de su talento, no tuvo la disciplina para aprovechar su potencial.

También ha criticado sus relaciones con capos del narcotráfico.

Beristáin, conocido por forjar 28 campeones mundiales -hombres y mujeres- Juan Manuel Márquez, ‘El finito’, Travieso Arce, Daniel Zaragoza, Oscar de la Hoya, Humberto «Chiquita» González, y entre otros más-, ha sido testigo privilegiado del desarrollo de Chávez Jr. dentro y fuera del ring.

En declaraciones recientes para el canal de YouTube El Boxglero, el mánager veracruzano rememoró cuando uno de ‘Los Chapitos’  acudió un entrenamiento, pero dudó que tuviera alguna relación con él, más allá de ser amigos.

“No creo que llegara a tanto el chamaquillo, lo que pasa es que hablaba mucho el cabrón, pendejadas, cuando estaba drogado, pues más pendejadas”.

Reveló que fue Ovidio quien visitó a Chávez Jr.:

“Aquí vino, en el último entrenamiento en el gimnasio (…) Llegó uno de Los Chapitos a verlo. El muchacho platicó conmigo y todo, pero yo no me enteré; estaba abierta su camisa, traía su escapulario”.

Según su testimonio, “El Ratón quiere mucho a Julio y lo apoyaba en todo, con porras y eso. Pero nada más hasta ahí, si ahora se involucró fue por cabrón, pero no creo que esté metido en bronca (…) Yo creo que lo van a meter preso”.

Don Ignacio supo que era Ovidio, actualmente preso en Estados Unidos,  por comentarios de los asistentes a su gimnasio.

Julio César Chávez padre y su herencia maldita arriba y abajo del ring.

Torturar, pronto podría ser otro deporte en México.

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