Por NOTICIASCD.MX
Ciudad de México – En una decisión que se presenta como histórica, el Congreso de la Ciudad de México ha determinado integrar la Huella Hídrica en su agenda normativa y presupuestal, posicionándola como eje de seguridad nacional y bienestar social. Pero más allá del discurso, expertos y activistas se preguntan: ¿estamos ante un cambio estructural real o frente a una narrativa verde con poco músculo institucional?
El diputado Pablo Trejo, presidente de la Comisión de Hacienda, destacó que esta herramienta permitirá hacer diagnósticos certeros sobre el uso del agua y planificar inversiones más sostenibles. Sin embargo, organizaciones ciudadanas advierten que muchas de estas estrategias ya han sido planteadas antes —como la captación pluvial y el reúso— sin resultados visibles por falta de continuidad, financiamiento y voluntad política.
“Nos preocupa que se use el término ‘seguridad nacional’ para justificar decisiones tecnocráticas sin debate público real”, afirmó una integrante del colectivo Agua para Todos. El riesgo, advierten, es que se centralicen decisiones sin fortalecer verdaderamente la gobernanza ciudadana.
Mientras tanto, la crisis del agua avanza: fugas masivas, acuíferos sobreexplotados y una infraestructura obsoleta siguen sin respuesta inmediata. La Huella Hídrica puede ser una herramienta valiosa, pero sólo si se acompaña de reformas institucionales profundas y mecanismos de rendición de cuentas verdaderamente participativos.