¡Los Ojos de la Capital!

Don Celes se despertó… pero con la siesta encima

Por HHR

*Reportero en El Universal, con más de 30 años de trayectoria*

CDMX, 11 agosto 2025.- Por fin, en el Congreso de la Ciudad de México, el reloj marcó el tan esperado “ahora sí”. Y es que este lunes llegó, como caído del cielo y bañado en discurso de derechos humanos, un capricho más de la jefa de Gobierno -así como el capricho de rentar nuevas patrullas con el sello de su sexenio-: la iniciativa de Ley del Sistema Público de Cuidados.

Un sueño largamente soñado, ahora convertido en iniciativa exprés que, según parece, llegó con alfombra roja al periodo extraordinario, mientras el resto del Congreso corre detrás, tratando de no tropezar con sus propios discursos.

Y es que si algo sabe hacer este Congreso, es correr… pero solo cuando el Ejecutivo les da la orden. Porque mientras las iniciativas ciudadanas o de otros partidos duermen el sueño eterno en algún cajón de Don Celes —que más que recinto legislativo parece bodega de promesas sin desempacar—, basta con que Clara Brugada levante la ceja para que el “periodo extraordinario” se vuelva extra obediente.

La diputada Xóchitl Bravo, con un tono casi evangelizador, explicó que no puede haber dictaminación porque la iniciativa “apenas va a llegar”. ¡Oh, revelación divina! Al parecer, legislar con antelación es pecado capital si no viene firmado por la santa oficina del Palacio del Ayuntamiento.

Y mientras tanto, en el reino de la retórica, todo es una fiesta de palabras: que si las utopías, que si los candados constitucionales, que si la deuda histórica con las mujeres. Todo eso envuelto en un maratón de lugares comunes que haría sonrojar a cualquier taller de redacción política. La realidad, sin embargo, es más terca: llevan años ignorando los plazos constitucionales y ahora, con aires de redención, nos piden aplaudir que legislen… tarde pero con “mística de transformación”.

Porque según la narrativa oficial, nada de esto sería posible sin los gobiernos de la 4T. Antes de ellos, al parecer, los derechos sociales eran un mito, las utopías eran solo sueños hippies y los recursos públicos dormían en las bóvedas del neoliberalismo. Hoy, en cambio, hay 10 mil millones de pesos que —como todo en esta historia— ya estaban siendo usados antes de que existiera una ley que los normara. Vamos, que la realidad se adelantó a la legislación, y por eso ahora hay que correr a legalizar lo que ya se hace. ¿Qué podría salir mal?

Pero no se preocupen, porque la diputada nos promete que esta vez será distinto: habrá “parlamento abierto”, con “todas las voces”, incluso las de quienes interpusieron amparos. Eso sí, después de que llegue la iniciativa del Ejecutivo. Primero obedece, luego dialoga.

Y por si a alguien le preocupa que esto solo beneficie a mujeres —aunque muchas lo hacen parecer así—, también habrá espacio para padres solteros, abuelitos, personas con discapacidad y hasta para el primo que se quedó sin chamba. Todo, eso sí, cuidadosamente orquestado para no perder el tono feminista, progresista y (muy) oficialista.

En resumen, el Sistema Público de Cuidados puede ser una buena idea, incluso necesaria. Pero su llegada atropellada, su tono mesiánico y su uso como estandarte político hablan más de oportunismo que de convicción. Porque legislar por consigna, aunque se vista de derecho humano, sigue siendo legislar tarde y mal. Y eso, ni con 10 mil millones de pesos se disimula.

Porque en Don Celes legislan en colectivo… pero solo si les avisan desde el Ejecutivo. Y así, la utopía legislativa sigue esperando su turno.