¡Los Ojos de la Capital!

 

“Bachetón, el parche eterno disfrazado de política pública”

Por HHR

CDMX, 21 agosto 2025.- Por más que el gobierno de la Ciudad de México insista en vestirlo de gran estrategia, el mal llamado “Bachetón” y su versión recargada en turno —el Plan Integral de Mantenimiento de la Carpeta Asfáltica— no son más que un remedio superficial a un problema estructural que lleva décadas creciendo sin solución de fondo: el colapso de la infraestructura vial capitalina.

Bajo la narrativa de eficiencia, tanto Clara Brugada como el diputado Jesús Sesma del Partido Verde han tratado de presentar esta serie de acciones como el comienzo de una política pública seria y de largo plazo. La realidad es que seguimos operando con la misma lógica del parche temporal: tapar hoy el bache que reaparecerá mañana. Y si ahora lo hacen de noche, no es para ser más eficientes, sino para disfrazar la incapacidad operativa de una administración que llega tarde y mal a los problemas que la ciudadanía padece todos los días.

Sesma, con su tono institucional y su intento de legitimar lo que claramente es un paliativo, declara que “la clave está en la constancia y calidad de los trabajos”. Irónico viniendo de un Congreso que ha sido omiso, año con año, en exigir cuentas claras sobre los contratos de mantenimiento, la calidad de los materiales utilizados y el verdadero impacto de estos programas. ¿Dónde estuvo la constancia cuando las calles se llenaron de socavones tras las primeras lluvias del año? ¿Dónde la calidad cuando los mismos tramos reparados vuelven a fracturarse en semanas?

Según datos del propio Sesma, en lo que va del año se han registrado 153 socavones en la capital. ¿No es esto evidencia suficiente de que lo que estamos haciendo no funciona? ¿De que no estamos frente a una estrategia integral, sino ante una operación reactiva que, lejos de solucionar, administra el deterioro?

Peor aún, convertir estas acciones en “política pública a largo plazo”, como propone el diputado, equivale a institucionalizar la mediocridad. Porque si la expectativa es que la reparación de baches sea el corazón de la política de movilidad urbana, entonces estamos aceptando la decadencia como estándar. Y eso, en una ciudad que aspira a ser vanguardia, es inaceptable.

La Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (Ensu) señala que más del 80% de la población identifica los baches como una de las principales problemáticas. Pero no es un dato nuevo. Es una constante que, sexenio tras sexenio, se utiliza como argumento para lanzar programas con nombres grandilocuentes pero sin una planeación real, sin evaluación técnica seria, sin transparencia en la asignación de recursos.

Clara Brugada, en lugar de promover el rediseño de una política de mantenimiento urbano integral, está repitiendo la fórmula que tantos resultados mediocres ha producido: brigadas de bacheo, campañas publicitarias, y ahora, una narrativa de “acción nocturna” que solo añade un componente cosmético más.

Y mientras tanto, los ciudadanos siguen pagando con sus llantas, suspensiones y tiempo perdido en el tráfico los costos de una administración que se niega a construir infraestructura con visión de futuro. La verdadera política pública debe pasar por rehacer desde cero el modelo de mantenimiento, incluir participación ciudadana en la vigilancia de obras, implementar auditorías técnicas independientes y establecer métricas de desempeño reales. Todo lo demás, es solo pavimento para tapar promesas rotas.


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