¡Pónganse serios, que no estamos en un toquín ni en un lienzo!
Por: HHR
11 de septiembre de 2025
Qué curioso —y francamente patético— que mientras la Ciudad de México se cae a pedazos con baches del tamaño de hoyos negros, colonias enteras sin agua, explosiones de pipas y una inseguridad que haría temblar al mismo Batman, en el Congreso capitalino nuestros “representantes populares” andan en su propio reventón legislativo, más cerca del escenario y del redondel que del trabajo serio y urgente.
Ahí tienen a la diputada Elizabeth Mateos, que con toda solemnidad y acompañada de toda la faramalla posible —Alex Lora, Chela Lora, Kenny de Los Eléctricos, músicos, funcionarios, comediantes y hasta el espíritu de Avándaro reencarnado en un micrófono— sube a tribuna para pedir que el 11 de septiembre sea oficialmente el “Día del Rocanrol Mexicano”. ¡Ah, caray! ¡Qué bueno que ya no hay prioridades en la ciudad! Se ve que no tienen chamba más importante que homenajear a los cronistas del desmadre con guitarra.
Mientras tanto, en otro rincón del mismo circo de tres pistas, el diputado Pedro Haces Lago, digno representante de la bancada del sombrero ancho y el bigote bien recortado, decide que lo que le falta a nuestra Constitución local es reconocer a la charrería como patrimonio cultural inmaterial de la capital. Porque claro, ¿Qué mejor manera de combatir la marginación urbana, el desempleo y la crisis de movilidad que con un decreto en honor al charro montado?
Qué ternura dan, en serio.
A ver, diputados: ¿ya acabaron de leer el presupuesto 2025? ¿Ya revisaron los informes de seguridad? ¿Ya atendieron el colapso del transporte público, ya hicieron la vaquita para ayudar a las víctimas del bombazo en La Concordia?
Porque eso sí, los diputados del espectáculo no descansan. Si no están proponiendo el “Día del Rock”, están posando con sombrero de charro, organizando homenajes, y haciéndose acompañar de una comitiva de invitados tan extensa que ya parece quince años de hija de narco: todos sonrientes, todos aplaudiendo, todos cobrando.
Y no digo que el rock no merezca reconocimiento, ni que la charrería no sea parte del alma mexicana —claro que sí lo son— pero hay formas, hay momentos… y hay prioridades. Esto no es un palenque, ni un festival. Es el Congreso. Se les paga —muy bien, por cierto— para legislar sobre los problemas que a diario afectan a millones de capitalinos, no para estar armando desfiles de vanidades culturales.
Pero, como diría el propio Alex Lora: “¡Qué viva el rocanrol!”, aunque el drenaje colapse, las luminarias no sirvan y los hospitales estén saturados. ¡Pero eso sí! ¡Que no falte la tocada ni el lienzo!
No hay bronca. Mientras el pueblo padece por baches, socavones, inseguridad y tragedias.
Y el sueldo les sigue cayendo puntualito.
P.D. Que no se les ocurra declarar el “Día del Diputado”, porque entonces sí nos vamos todos de puente.
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